EMILIO/ 14 JUNIO 2010
Érase un niño que era miedoso. Un día se fueron su familia y sus amigos a celebrar el cumpleaños de Pablo. Fueron al campo y todos se pusieron a jugar.
El niño vio un balón a lo lejos, fue a por él y se perdió, estaba preocupado. Encontró una cueva y no se atrevía a entrar, pero muy muy despacio entro y se encontró a unos Gnomos, se puso muy contento y vino un oso grande malo y los Gnomos lo convirtieron en un oso bueno, el no tuvo miedo, el oso se hizo amigo del niño. Los Gnomos le enseñaron sus casas, pero el no podía entrar porque eran muy chicas y durmió en la casa del oso.
Los Gnomos le enseñaron el juego de la rayuela y jugaron hasta la noche y se lo pasaron muy bien y se durmieron todos. A la mañana siguiente vino un león bueno que les ayudaba a los Gnomos a traer ingredientes para las pociones. El niño les pidió una poción para no tener miedo la hicieron y se la bebió. Hicieron una prueba, meterse en un túnel oscuro con murciélagos y no tubo miedo y se alegró.
Los Gnomos le pidieron un favor que no dijese que existían los Gnomos pero él podría volver siempre que quisiera verlos, se despidió de ellos y se fue al cumple, nunca más iba a tener miedo.
Sus padres no estaban preocupados porque los Gnomos habían retrocedido el tiempo.
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